Hipatia de Alejandría levantó la voz para explicar sus teorías. Sus alumnos, varones, la escuchaban arrobados. Una mujer sabia, una mujer con voz propia. El obispo Cirilo no pudo soportarlo, era demasiado. ¿Una mujer se atrevía a hablar en público? Semejante atrevimiento se pagaría con la muerte. Eran los años 400 DC. La arrastraron y desollaron. La callaron.
La Revolución Francesa tampoco lo permitió. Cuando Olimpia de Gouges y sus compañeras salieron de sus círculos intelectuales femeninos a reclamar derechos de ciudadanía se convirtieron en opositoras políticas haciendo oír públicamente su palabra, se convirtieron en un peligro. La libertad, fraternidad e igualdad no era para las mujeres y menos para aquellas que levantaban la voz. Era el año 1793. La callaron en la guillotina.
Las mujeres de nuestra América india sufrieron igual silencio. La orden de olvidar su idioma originario, de apagar su palabra revolucionaria que fue arrancada violentamente. Micaela Bastidas, la estratega militar peruana contra los españoles, no pudo gritar el horror de ver a sus hijos asesinados y la prisión y tortura de su esposo, Túpac Amaru. Era 1781. La callaron en la horca.
Berta Cáceres, líder indígena Lenca de Honduras, luchadora por los derechos ambientales y culturales de su pueblo, fue asesinada cuando su voz se alzó y resonó por el planeta en pleno siglo veintiuno. Feminicidio político; con dos balazos la silenciaron.
Podría hacer una lista interminable de mujeres a las que callaron, que tuvieron que esconderse bajo seudónimos masculinos, o simplemente renunciar a su palabra pública en favor de sus hombres, sus supuestos compañeros.
Nuestras voces han sido secuestradas
Las mujeres fueron las creadoras de la palabra. Cuando en las cuevas prehistóricas se juntaban alrededor del fuego y ensayaban a comunicarse con señas y sonidos. Cuando al abrigo del calor de las fogatas contaban historias que aseguraron la transmisión de la cultura incipiente de los albores de la Humanidad.
¿Cuándo las mujeres fueron silenciadas? ¿Cuándo la riqueza contenida en sus saberes quedó recluida al estrecho círculo de su familia? ¿Tendrá que ver, justamente, con la aparición del patriarcado, del concepto familia, el “famulus”, que más que un refugio afectuoso era el establecimiento de la servidumbre a un patrón dueño de sus vidas?
A nivel popular se dice: la mujer habla cuando las gallinas mean. Y las gallinas nunca mean. A las niñas se les pide que callen, se les enseña que hablar es privilegio de sus hermanitos. Y hasta el famoso Pablo Neruda puso poesía a su machismo: Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Nuestras voces han sido secuestradas. Pero el silencio impuesto no es un destino del gusto de las mujeres. Su voz liberada toma miles de formas creativas, políticas, ácidas, dulces, intelectuales, rebeldes, inesperadas, místicas, populares. Las mujeres se han ido tomando la palabra en las plazas públicas, los partidos políticos, los sindicatos, organizaciones y en los medios de comunicación tradicionales y digitales, todos estos de dominio masculino y de difícil acceso para nosotras.
El año 1998, a los 50 años de la Declaración de los Derechos Humanos, las mujeres lanzaron un slogan: Sin los derechos de las mujeres no hay derechos humanos. Y la comunicación es un derecho fundamental. Por la palabra eres. Por la palabra te reconoces humana y participas en las decisiones de la comunidad en que vives.
¿Por qué la palabra pública es un derecho reclamado y exigido por las mujeres?
Podemos reconocer varios niveles en los que el derecho a la voz propia y a la palabra pública han sido sistemáticamente conculcados:
Notes [1] ONU Mujeres, en línea: http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-and-figures [2] Chaher Sandra, en línea: http://www.comunicarigualdad.com.ar/se-estanca-la-representacion-femenina-en-los-medios/ [3] IWMF, en línea: http://www.iwmf.org/our-research/global-report/ [4] SembraMedia, en línea: http://data.sembramedia.org/mujeres-lideres/?lang=es [5] Geografía Crítica, en línea: https://geografiacriticaecuador.org/2017/08/08/manifiesto-geografico-contra-violencia-hacia-las-mujeres/ [6] León Edu, La barra espaciadora, en línea: http://labarraespaciadora.com/aqui-y-ahora/quito-grito-vivas-nos-queremos/ abc
- En la vida cotidiana. Las mujeres hablan con su familia y vecindario sin problemas aparentes. Los temas permitidos son los domésticos, temas femeninos. Cuando ellas intervienen en otros temas considerados masculinos, aun cuando tengan preparación suficiente, su palabra no es valorada de la misma manera que cuando la dice un varón. Se conoce esta actitud patriarcal disimulada como un micromachismo. Podríamos ilustrar con incontables ejemplos otros micromachismos sufridos por nosotras.
- En la vida profesional. De igual manera y salvo excepciones, la valoración de los conocimientos de las mujeres en áreas técnicas o científicas es desigual. De esto hay innumerables casos en la historia de la humanidad. Recuerden la dura vida de Marie Curie para ser reconocida en su trabajo científico. En la época que estamos viviendo se traduce en sueldos inferiores al de los varones por un mismo trabajo e iguales capacidades.
- En la política. ¿Cómo no sospechar que la palabra pública de las mujeres queda rezagada por la falta de credibilidad que la sociedad tiene (incluso por las mismas mujeres) hacia una líder? La desconfianza en su discurso y propuestas se traduce en el número reducido de mujeres que ejercen cargos políticos relevantes. En julio de 2017, solo en 17 países hay mujeres como jefas de Estado o de gobierno. Entre estas cifras, 12 mujeres son jefas de Estado (7,9%) y 10 jefas de gobierno (5,2%). [1] Las excepciones confirman la regla. Pero, incluso, aquéllas que lo logran tienen que copiar el discurso masculino para ser reconocidas.
- En los medios de comunicación. Desde 1995, el proyecto Monitoreo Mundial de Medios realiza investigaciones cada 5 años para analizar la prensa escrita de 130 países. Los resultados sobre la presencia y protagonismo de las mujeres comunicadoras se han incrementado algo desde esa fecha. Al 2010, la representación de las mujeres en los medios de América Latina alcanzaba el 24%. Pero al 2015, seguimos con igual porcentaje. También en el 2015, únicamente el 4% de las notas cuestionan los estereotipos tradicionales de género, lo cual marca un retroceso frente al 2010, cuando el 6% de las notas lo hacían. [2]
Notes [1] ONU Mujeres, en línea: http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-and-figures [2] Chaher Sandra, en línea: http://www.comunicarigualdad.com.ar/se-estanca-la-representacion-femenina-en-los-medios/ [3] IWMF, en línea: http://www.iwmf.org/our-research/global-report/ [4] SembraMedia, en línea: http://data.sembramedia.org/mujeres-lideres/?lang=es [5] Geografía Crítica, en línea: https://geografiacriticaecuador.org/2017/08/08/manifiesto-geografico-contra-violencia-hacia-las-mujeres/ [6] León Edu, La barra espaciadora, en línea: http://labarraespaciadora.com/aqui-y-ahora/quito-grito-vivas-nos-queremos/ abc