Categoría: 2020

Destruir el sueño americano o la necesidad de una perspectiva decolonial, feminista y anticapitalista sobre la migración

La migración no es hermosa

¿Soy la única molesta con esas malditas mariposas?

(Preciso que no estoy criticando a Favianna, es sólo esta pieza de arte de las mariposas, soy fanática de los carteles de los derechos de las mujeres)  

¿Por qué hay necesidad de romantizar la migración?

No hay nada hermoso...

en una madre o un padre que tuvieron que abandonar casa y familia para buscar trabajo en otro país.

en las personas que mueren al tratar de cruzar la frontera de un país que no los quiere y no los respeta.

en las personas que son asaltadas, abusadas sexualmente y violadas al cruzar la frontera y en los centros de detención.

en las niñas y niños tratando de reunirse con sus familias  o trabajando para enviar dinero a sus países.

No hay nada hermoso...

en primer lugar, en la mierda capitalista e imperialista que forzó a nuestras familias a venir a Estados Unidos.

en la pobreza creada en mi país mientras Estados Unidos prospera

en las personas que se suicidan porque ser “ilegal” es una presión insoportable.

en no tener la posibilidad de visitar a nuestras familias y desde lejos saber que pasan a mejor vida.

¿Qué hay de hermoso o natural en eso? Nada.

Angy Rivera, migrante indocumentada en Estados Unidos, 2013. [1]

Antes del mapa existía ya el territorio Escribimos una primera versión de este texto antes de la pandemia de 2020 y nos parece todavía pertinente, incluso podría ser que se aclaran, de forma a veces descarnada, algunas de nuestras preocupaciones, cobrando las vidas de las y los trabajadorxs que no podemos quedarnos en casa. Este breve texto contiene las voces de diferentes personas migrantes, de nuestras familias y amistades, de bracerxs, deportadxs hasta indocumentadxs. Nos ha costado varias generaciones entendernos, prepararnos y realizar este pequeño esfuerzo. Escribimos desde el “ser migrante”. Este texto refleja lo que vimos, vivimos y aquellas experiencias que vivieron y viven nuestras familias. Escribimos desde la otredad, nosostrxs somos muy diferentes a ustedes. Proponemos un diálogo principalmente “de migrante a migrante”, para empezar a construir una nueva geografía de la migración, un espacio de reflexión “Sur-Sur”. Deseamos tener presente el lugar de habla, como dice Djamila Ribeiro [2], es decir reflexionar sobre quién enuncia el discurso, y desde dónde. Un lugar de habla no sólo se refiere al habla o al hablante sino al lugar, tierra, territorio, geografía e historia, en donde existen relaciones sociales y, por lo tanto, relaciones de poder. Hablar y escribir sobre migración está de moda. En todas partes hablan de y sobre nosotrxs: hay proyectos de arte, exposiciones en museos, fotografías de nuestros rostros, objetos y vivencias. Incluso hay un proyecto en donde puedes ser migrante por un día y fingir arrastrarte por el desierto, (“pornopobreza”). Hay películas, libros, maestrías en estudios migratorios, foros, talleres, periodismo vivencial y los programas anuales de voluntariado (volunturismo[iii] [3]) para “conocernos” y “ayudarnos”. Es la carrera por hacer curriculum y presentarse como sensibles “expertxs” en migrantes, y según lxs espertxs, ellxs también son migrantes porque viajaron a estudiar al extranjero o porque están intentando cruzar “fronteras cognitivas”. No es broma, son sus propias declaraciones. Como un día el hombre blanco hablaba por los indígenas y los hombres hablaban por las mujeres, actualmente las personas migrantes casi no tenemos representación directa ni capacidad de pensarnos o incidir en cómo nos representan los medios, la academia y las organizaciones. En este contexto, entiendo que la geografía determina la experiencia, necesitamos un mapa propio, con el Sur arriba y la periferia al centro. Pero el mapa debe ser vivo, que cuestione las dimensiones actuales y la petrificada narrativa patriarcal, capitalista y neocolonial, una carta de navegación que refleje realmente el territorio con un enfoque crítico, decolonial, feminista y anticapitalista. ¿Qué dinámicas nos forzan a migrar? ¿Quiénes se benefician? ¿Cuántos migrantes más se pueden seguir enviando al “Norte”? (Sólo en Estados Unidos hay más de 11 millones de indocumentados [4] sin garantía de sus derechos humanos). ¿Cómo visibilizar y detener este proceso de explotación, esta cadena productiva en donde el y la migrante somos una mercancía más, (trabajadorxs esenciales), con la que lucran estados, corporaciones, cárceles, tienditas de envío de dinero, académicxs, periodistas, activistas, museos? Esta cartografía también podría mostrar un horizonte, la tierra todavía desconocida de las soluciones, que incluya la protección y garantía de los derechos humanos, el derecho a quedarse en casa, el derecho al arraigo, entendiendo la conquista de los derechos resulta de la lucha de los pueblos. El mito de la migración “natural” La migración se define desde el poder, desde “arriba”. Las personas migrantes somos descritas como flojas (por eso seríamos pobres), criminales, violadores, bad hombres. Pero también encontramos aliadxs que hablan y enuncian que la migración es “hermosa”, “natural” que “todxs somos migrantes” y que la migración, como dice la Organización de Naciones Unidas, “es una herramienta para el desarrollo” [4]. Quizá con buenas intenciones, pero se omite explicar el “desarrollo” para qué países, quiénes son ustedes, y “natural” y “hermosa” cómo y para quién. Las primeras migraciones de nómadas, la Hégira de Mahoma, la migración Inca, la migración europea hacia el continente “americano” o la de españoles a México a principios del siglo XX son completamente diferentes entre sí. La migración europea no es otra cosa que una de las máximas representaciones del colonialismo y el resultado de esa “natural” y “hermosa” migración fue el mayor genocidio de la historia, el genocidio indígena en el continente “americano”. Durante la migración española a México en el siglo pasado, el gobierno mexicano (los documentos oficiales se encuentran en el Archivo General de la Nación) negó expresamente ayudar y dejar entrar a México a gitanos, asiáticos y negros. Aun así, esa parte de la historia se maquilla y vende al imaginario colectivo como un ejemplo de solidaridad y ayuda internacional, de “bienvenida al migrante”, cuando en realidad fue una política racista para blanquear México. Durante esos mismos años (y sigue siendo así) el gobierno mexicano despreciaba, oprimía y reprimía a su propia población negra e indígena. A pesar de las obvias diferencias parece establecido que la migración es “natural”, como si las dinámicas sociales, geopolíticas, medioambientales, económicas, raciales y culturales fueran idénticas en diferentes momentos de la historia. Si la migración fuera “natural” entonces estaría regida por leyes inmutables, tal como el sol sale al amanecer, los herbívoros comen hierbas o, claro, las mariposas migran en la misma época y llegan al mismo lugar cada año. Y entonces no tenemos el poder en nuestras manos de cambiar ese impulso. Además de un romanticismo perjudicial, sería el fetichismo de la migración: Marx citaba a Burke diciendo “las leyes del comercio son las leyes de la Naturaleza y por lo tanto las leyes de Dios”, (el escenario perfecto para el sistema-mundo colonial, patriarcal y capitalista). Marx continúa con ironía “no hay que extrañarse que según las leyes de Dios y la Naturaleza él siempre vendiera en el mejor mercado” [6]. El mito de la migración “natural” (enmarcado con mariposas, aves y hasta ballenas) normaliza el éxodo que persigue otra fascinación: el “sueño americano”. La migración “natural” consolida y oculta los mecanismos del sistema que expulsan y explotan sistemáticamente. Si son leyes naturales las que nos sujetan, migrar al Imperio se normaliza y llegar al Imperio es el único objetivo. La perversión de este fetichismo es tal que elimina no sólo el pensamiento crítico y un análisis profundo de la migración forzada sino también, y esto es una perversión mayor, elimina nuestra rabia, nuestra organización y nuestro contraataque como personas expulsadas. Es evidente que se necesita combatir el discurso que nos criminaliza como personas migrantes una vez que estamos en “el Norte”. Sin embargo, la romantización tiene efectos negativos todavía poco explorados o constantemente deshechados. Además, en México, en nuestros pueblos o ciudades de origen éramos una cifra más, anónima e invisible entre millones de pobres. Una vez que cruzamos la frontera causamos fascinación y nos convertimos es sujetos de estudio, “sus migrantes”, sus nadies o sus héroes en fuga del capitalismo canibal. Apenas hace unos años, Armando Bartra mencionaba la Convocatoria al Primer Encuentro Campesino Mesoamericano celebrado en 2001 en donde se enlistan las desgracias que aquejan la región México, Centroamérica y el Caribe: “contrareformas privatizadora agrarias, negación de derechos y libertades, represión, hambrunas, desempleo, migración...” [7] y continuaba diciendo: “Paradójicamente, cuando los críticos acérrimos denostábamos al Plan Puebla Panamá porque nos iba a traer una invasión de maquiladoras, megadesarrollos turísticos y plantaciones agroexportadoras, exclusión social y migración, resultó que el más angustioso problema mesoamericano es que la maquila está cerrando, que el empleo en turismo disminuye, que las fincas contratan menos cosechadores. Y en el extremo: si era preocupante que los jóvenes desertaran de sus comunidades para buscar fortuna en el gabacho, hoy lo alarmante es que se endurecieron las fronteras” [8]. Pocas personas han registrado esta vuelca de 180 grados. Quizá no habían entendido que la migración está regulada por la acumulación de capital, que durante las recesiones se cierran las fronteras. Habiamos creído erróneamente que era porque los migrantes eramos desobedientes del capitalismo, una supuesta “disidencia transnacional” que se fuga entre las grietas del capitalismo necropolítico. Como el capital es tímido, si no hay manera de producir dinero, se va, y a su vez, el poder impone la “crisis” como forma de gobierno. “Adoptando la gestión de crisis como técnica de gobierno, el capital no ha sustituido simplemente el culto al progreso con el chantaje de la catástrofe, sino que ha querido reservarse la inteligencia estratégica del presente, la visión general de las operaciones en curso” [9]. En este sentido, más allá de Trump y los discursos racistas, es necesario visibilizar, hacer observable, que son voces privilegiadas, ajenas y blanqueadas de la academia, iglesias, instituciones y organizaciones quienes hablan (hoy desde la comodidad de su casa mientras nosotrxs seguimos trabajando). Estas voces imponen una visión alternativa pero igual de totalizante que encubre a los responsables mientras nos aleja de las verdaderas soluciones, son el otro muro que tenemos como obstáculo. Hemos sido sujetos de estudio cuando no sólo figuras que aderezaron sus performances. Entonces, por increíble que parezca, y metafóricamente hablando, el muro no sólo es “Davos” sino también “Porto Alegre”. Por ejemplo, en 2018 en México, una vez más con la participación de migrantes como un mero adorno, se organizó el 8vo Foro Social Mundial de las Migraciones (FSMM), donde expertxs, académicxs y activistas hablaron y bailaron entre sí. Un ejemplo ilustrativo es ver y entender que ahí se asociaron de forma reiterada en mantas gigantes, posters e intervenciones los términos Construir, Resistir, Transformar y Migrar. Afortunadamente un pequeño grupo de migrantes manifestó su descontento con una pregunta: ¿Migrar? No hay conclusiones sino preguntas, ¿Porto Alegre perdió radicalidad, capacidad de análisis y perspectiva histórica o qué está pasando? Desafortunadamente, este es otro muro construido por la “izquierda”, quizá involuntariamente. Ese sector que acalla la crítica y se ha dedicado a observar, atender y describir la migración sin comprender sus causas y mucho menos combatirlas. Así se creó el vacío fértil e ideal para falsas soluciones, para ser receptores de presupuestos nacionales e internacionales, y alargar el padecimiento a la vez refuerzan y encubren el mismo sistema de injusticias que dicen cuestionar. También padecemos un eurocentrismo que filtra la realidad: en la Ciudad de México, organizaciones sociales, activistas y la academia con buenas intenciones ayudaron a escribir la ley actual de migración basándose en legislaciones europeas. Pero Méxivo es un país expulsor con 60 millones de empobrecidos y 10 millones en pobreza extrema que vive de las remesas y de sus expatriados. En 2017, casi el mismo grupo trabajó y presionó para que la Ciudad de México fuera declarada como “Ciudad Santuario para Migrantes” ¡Sí, al estilo de Berlín o San Francisco, California! En Europa o Estados Unidos el escenario no parece mucho mejor, aunque en Italia y Portugal han aprobado medidas positivas para los migrantes y en España existe una campaña muy activa exigiendo la regularización de los migrantes. En Estados Unidos no existe actualmente un movimiento migrante como alguna vez lo hubo. Sólo en la última década, hemos pasado de demandar una reforma migratoria integral y comprehensiva al Dream Act que beneficia a los migrantes más jóvenes y privilegiados [10]. El gobierno sólo acepto dar una parte de esa demanda y se consiguió temporalmente el programa DACA, que en realidad está en riesgo de desaparecer [11]. La demanda ahora es que no nos deporten mientras prometemos seguir trabajando fielmente, con o sin pandemia, para el Imperio, y finalmente que por lo menos le lleven una cobija, jabón y pasta de dientes a los presos en los centros de detención. Hasta ahora son ellas y ellos quienes definen los objetivos y las dimensiones del mapa desde el horizonte que les permiten sus escritorios, reciben más presupuestos y nuevos proyectos, en resumen, viven cada día mejor. En plena pandemia nosotrxs seguimos trabajando, la persecución y las deportaciones continúan, los contagios aumentan en los centros de detención. Al menos en Estados Unidos, son afroamericanos y latinos los que más mueren, siendo las mujeres indocumentadas las más afectadas. Sin embargo se promueven cosas casi inverosímiles en “política migratoria” e incluso contrarias a los derechos humanos, desde políticas públicas hasta iniciativas culturales pasando por la experiencia emocional que brinda el “complejo industrial del salvador blanco”[12] de la clase media nacional o internacional que viaja desde Estados Unidos, Canadá y Europa hacia México, Centro y Sudamérica. Por supuesto está el“extractivismo epistemológico” de la academia y los “migrantólogos”. Todo útil para reforzar el andamiaje del sistema-mundo patriarcal, capitalista, colonial.   Foto: @LAYqanunayawar   
[1] Rivera, Angy (2013). “Migration is not beautiful”. https://www.nysylc.org/askangy/no-migration-is-not-beautiful [2] “El hablar no se limita al acto de emitir palabras, sino de poder existir. Cuando hablamos del derecho a una existencia digna, a la voz, estamos hablando del locus social, de cómo este lugar impuesto dificulta la posibilidad de trascendencia”. [Traducción libre]; Ribeiro, Djamila (2017). O que é lugar de fala? Belo Horizonte: Editora Letramento. [3] Ivan Illich. “Al diablo con las buenas intenciones”. Discurs de Ivan Illich en la CIASP (Conference on InterAmerican Student Projects) en Cuernavaca, Morelos, México. En línea: http://www.ivanillich.org.mx/buenas.pdf (página consultada en agosto 2019) [4] Pew Research Center (2019). « Key findings about U.S. immigrants », en línea : https://www.pewresearch.org/fact-tank/2019/06/17/key-findings-about-u-s-immigrants/?fbclid=IwAR0fKAzidDsg1vj1zojKBdoxs3fgxx5VkfI-iTRfL6wO3VZM-LNfStN_Odc [5] IAMR (2013). “International Assembly of Migrants and Refugees”, en línea: https://youtu.be/IL_S4wFroMk [6] Karl Marx (1875). El Capital. [7] Convocatoria al Primer Encuentro Campesino Mesoamericano, citado en Bartra, Armando (2004). “Mesoamericanos, recalentando una identidad colectiva” en Ceceña, Ana Esther (compiladora), Hegemonías y Emancipaciones en el siglo XXI (p. 61-70). Buenos Aires: CLACSO. [8] Bartra, Armando (2004). Op. cit, p.63 [9] Comité Invisible (2015). A nuestros amigos. Editorial Pepitas de Calabaza. [10] [vi] El DREAM Act (Development, Relief, and Education for Alien Minors, Ley de fomento para el progreso, alivio y educación para menores extranjeros) es un proyecto de ley propuesto en 2001, jamas adoptado, que tenia como meta regularizar la situacion de migrantes quienes iban a una universidad o se ENROLL en las fuerzas armadas. [11] El DACA (Deferred Action for Children Arrivals, Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) es un programa fundado en el 2012 por Barack Obama para garantizar derechos temporarios de trabajar, estudiar y vivir en Estados Unidos para migrantes llegadxs al país cuando eran menores. [12] The Atlantic. The White-Savoir Industrial Complex. Disponible en: https://www.theatlantic.com/international/archive/2012/03/the-white-savior-industrial-complex/254843/ (página consultada en agosto 2019)abc

Pasos de mujer en el exilio Centroamericano

“Yo tomé la decisión de venirme a arriesgar mi vida aquí por darles un futuro mejor a mis hijos; por que en mi país ya no se puede vivir porque los problemas de delincuencia y desempleo son demasiado…” A las 3 de la mañana, Isabel alistó una mochila con tres mudas de ropa, se bañó, se tomó un café mientras abrazaba a su mama frente al fogón de leña, luego salió de su casa en San Pedro Sula, Honduras. Dormidos quedan sus hijos miguel de 3 años y Paola de 13 días de nacida... “La delincuencia en Honduras, las maras, las pandillas, están arrasando con la juventud, yo no quiero eso para mis hijos. Ya mataron a mi marido, yo no quiero que mis hijos se vayan a perder por manos criminales. En Honduras a los niños los engañan y los comienzan a instruir para que se unan a las pandillas. Así se llevaron a mi hermano y termino muerto también. Yo me voy, y me tengo que ir sola porque sé que voy a sufrir. Pero con el favor de Dios voy a encontrar trabajo para llevarme a mi mamá y a mis hijitos. No sé si será en USA, pero si no, en México.” Isabel es una de miles de migrantes mayormente oriundos del llamado “triángulo del norte” de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala). Estos países han estado bajo la dura dominación de EE.UU. desde hace mucho tiempo, particularmente desde la década de los 1980s, cuando las guerras de terror de Ronald Reagan los devastaron y forzaron a miles a migrar. Durante la década de 1980, cuando Isabel ni siquiera había nacido, las guerras civiles en El Salvador, Guatemala y Nicaragua empujaron a un número importante de centroamericanxs a emigrar hacia los Estados Unidos. Fue una época intensa, llena de desplazamientos, inestabilidad económica e inseguridad. Aunque estos conflictos civiles cesaron de manera formal en los tres países con la firma de acuerdos de paz, en la siguiente década, la incertidumbre política y económica continuó azotando la región, al igual que la emigración hacia el norte. Entre 1980 y 1990, la población inmigrante centroamericana en los Estados Unidos se triplicó [1]. Varios estudios vinculan la migración en Centroamérica con el modelo económico dominante [2]. Desde la época colonial, la principal actividad económica generadora de riquezas fue la extracción de recursos, actividad facilitada por una amplia disponibilidad de mano de obra barata que emergía de los desplazamientos humanos forzados.  La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), por su parte, afirma que la migración se origina en la pobreza, por la falta de empleo y oportunidades en sociedades con profundas desigualdades.   Yilan Jifarro, hondureña habitante de la zona limítrofe de Petén, Guatemala La migración se ha convertido en una esperanza para la población desatendida por sus gobiernos, en países donde las inversiones del Estado y del sector privado no llegan a las poblaciones de las zonas de origen de las personas que migran, con el agravante de que los salarios mínimos no alcanzan para cubrir ni siquiera la canasta familiar básica. “Me fui para Estados Unidos por buscar una mejor vida, por la situación económica, mejor futuro y también porque allá hay más oportunidades, me habían dicho que uno vive mejor allá... Yo me llevé 43 días para llegar, semanas avanzábamos y semanas que nos estancamos en un solo lugar. Cuando caminábamos era a veces 24 horas o 3 días. Ya después… sí, nos tardo un sábado a las 9 pm hasta el martes a las 7 am para cruzar el Río Grande donde nos iban a recoger otros coyotes [3] y salió algo mal que nos cayó Migración, esa vez éramos 25. Mujeres, íbamos 9, y de las 9 que íbamos, sólo dos nos escapamos y logramos pasar. A las otras las agarraron los de migración, no sé qué pasaría con ellas. Yo si llegué a los Estados y logré trabajar unos años allá en comidas rápidas. Ya después me devolví, pero me quede aquí en Guatemala. Yo lo que sí veo es que para el estudio allá era mejor para mis hijos, pero yo tenía que trabajar mucho y con patrones todo el tiempo. Aquí en Guatemala desde que llegué trabajo por mi cuenta y vivo más tranquila, pero ahora también se está poniendo feo por aquí y yo a mi país no puedo regresar porque eso está muy violento… Si las cosas se ponen muy duras por aquí también, entonces me tendría que volver para los USA me tocaría arriesgar otra vez a pasar con coyote.”  “Caminante, no hay camino… se hace camino al andar” Los departamentos de Petén e Izabal por su posición geográfica, limítrofe con Honduras, Belice y México, representan una ruta de tránsito clave de unos 450 km de longitud en el Norte de Centroamérica para un flujo migratorio, que incluye personas migrantes y refugiadas principalmente de Honduras, El Salvador, pero también de zonas rurales de Guatemala. El Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que por lo menos 60.000 personas, en su gran mayoría de Honduras, El Salvador y Guatemala han utilizado esta ruta de tránsito hacia febrero 2018 [4]. Entre ellas, hay miles de personas que huyen de la violencia generalizada, amenazas a su vida o a sus familias, algunas han sido víctimas de violencias atroces, y no han tenido otra opción que desplazarse en la búsqueda de protección y seguridad. A este tránsito de personas migrantes, se suma una pequeña población de solicitantes de asilo y refugiadxs que están ya establecidos en Petén, así como individuos y familias guatemaltecas afectadas por la violencia generalizada que les fuerza a desplazarse de su hogar y buscar protección en otros lugares o países; todos son parte de un mismo grupo de personas en situación de extrema vulnerabilidad. *** Isabel ha logrado llegar a la Casa del Migrante, En Santa Elena, Peten, Guatemala. Cansada y preocupada por su familia logra por fin comunicarse con su madre por teléfono. Que esté tranquila le dice su madre, que las vecinas le ayudan, que la parroquia ha ofrecido unos mercaditos y que podrá arreglárselas. Que no se preocupe y que se cuide mucho, le ha dicho, antes de que la tarjeta telefónica se le acabe. El primer paso en la Casa del Migrante en Santa Elena es una entrevista con Melani, psicóloga quien tiene a cargo identificar a las personas en situación de tránsito de migración y refugio. Ella indica: “A las mujeres les damos acompañamiento diferente, las entrevistas son un poco más a profundidad. Pensamos que las mujeres al igual que los niños tienen cierta debilidad, son más vulnerables, por lo que deben ser atendidas de manera totalmente diferente. Sobre todo, porque es un poco más difícil que ellas puedan expresar sus necesidades o puedan expresar abiertamente la situación por la cual están aquí. Muchas de ellas han sido víctimas de violencia en su país ya sea dentro de su familia o discriminadas por cualquier situación dentro de su país, muchas de ellas vienen huyendo no solo de la violencia, sino que también de la pobreza extrema en sus pases, algunas traen a sus niños. Es alarmante que se haya normalizado la violencia en el tránsito, ellas vienen mentalizadas a que en el camino las pueden golpear, robar, las pueden abusar sexualmente, y, aun así, se exponen a todo lo que están expuestas. Aquí no podemos darles una terapia adecuada porque la casa es de tránsito, pero por lo menos un pequeño alivio es que les damos información verídica sobre otras casas de tránsito, que han sido creadas para reducir los problemas que ellas tienen en el camino. Se necesita compasión con las personas en tránsito por que hoy son ellos y mañana podemos ser nosotrxs. Es importante pensar que todos lxs centroamericanxs, tenemos en común que tenemos algún pariente en los Estados Unidos, buscando un mejor futuro. Esta gente lejos de ser delincuentes y ser gente peligrosa, son gente que necesita mucho cariño, que necesita acogida, son seres humanos, podrían ser nuestras, hermanas, nuestras, amigas, nuestras mamás que estamos viendo pasar y es importante que las cuidemos porque al final son centroamericanas como nosotrxs. Desde 2018, ha sido un esfuerzo conjunto de la Pastoral de Movilidad humana, el ACNUR y la Cruz roja guatemalteca brindar estos servicios humanitarios de albergue, alimentación y atención medica básica en las Casas del migrante de Santa Elena e Izabal y en el módulo de atención en frontera La Técnica.  El muro de Trump En 2019, 99.172 guatemaltecos han sido retornados al país, un 7 por ciento más que todo el 2018, año en que la cifra de personas deportadas de EE.UU. y México llegó a 92.524. Del total de retornados en 2019, 52.503 provenían de EE. UU. y 46.669 de México. 14. 566 de ellos eran mujeres y 17.156 niños, de los cuales 2.356 viajaban sin ninguna compañía [5]. El “muro más alto” construido por el gobierno de EE. UU. son las cortes de inmigración. Estas cada vez más niegan casos de asilo. El argumento principal es que las personas no clasifican a ese beneficio porque huyen de la violencia general y no son perseguidas por motivos políticos, de raza, etnia, religión u orientación sexual. Otra estrategia para frenar la inmigración ha sido la presión de la Casa Blanca al gobierno de Guatemala para declarar a este país como “tercer país seguro”. A mediados julio de 2019, Guatemala y EE. UU. firmaron un acuerdo con este fin. La idea de "tercer país seguro" surge a raíz de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados que se firmó en Ginebra, Suiza, en 1951 y en su concepción y aplicación ha jugado un papel considerable en la protección de refugiados y solicitantes de refugio en todo el mundo. Según la misma Convención, hay unas condiciones mínimas que los “tercer países seguros” deben cumplir para obtener esa categoría. La principal es garantizar que se respeta el principio de "no devolución", es decir que los solicitantes de asilo no serán devueltos a un país donde se temen que se peligre su vida. Además, deben asegurarle al solicitante el derecho a la vivienda, la seguridad social, servicios médicos, acceso al empleo y a la educación y el derecho a la reunificación familiar [6]. A pesar de que la idea de los Estados Unidos es utilizar a Guatemala como “tercer país seguro”, para represar a los migrantes y evadir responsabilidades de una crisis que él mismo ha creado a través de décadas, lo realmente cierto es que Guatemala no tiene las capacidades ni reúne las condiciones de un país seguro. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el panorama de necesidades básicas, el gobierno guatemalteco está en déficit con su pueblo [7]. Los números muestran una realidad abyecta, donde la solidaridad y la fraternidad de las comunidades pobres están supliendo la incapacidad del Estado. *** Se hace tarde y la cena está servida en la Casa del migrante. Isabel, Yoni Armando y Gustavo (17 años), se preparan para salir en la mañana, porque es mejor salir tempranito y juntxs, “así nos damos ánimos lxs unxs a lxs otrxs”. Hay que apurarse porque dicen que van a bloquear la frontera por lo de una enfermedad, “coronavirus”. Dicen que ya están deportando a gente contagiada, así que es mejor hacer el intento lo más rápido que se pueda... Comienza la marcha, se van agradecidxs por el apoyo de la casa del migrante y de las organizaciones comunitarias que han encontrado en la travesía. Viajan con muy pocas cosas, pero con el corazón lleno de esperanza, de resiliencia, y también de miedo. Saben que van a sufrir, pero tienen el sueño de un futuro mejor para sus familias, un sueño que saben cómo construir, aunque no sepan todavía donde.   Con la colaboración de Cooperativa La Otra y Peten-Guatemala.  Foto: Residente del Petén, de Nicolas Le Bel.  
Notas:  [1] Migration Policy Institute (2013). “Central American Immigrants in the United States”, en línea: https://www.migrationpolicy.org/article/central-american-immigrants-united-states-1 [2] Según Gustavo Palma, citado en López R., Claudia W. et Danilo Rivera (2013). Aproximaciones de política migratoria para Guatemala. Guatemala, en línea: https://www.url.edu.gt/PortalURL/Archivos/100/Archivos/Aproximaciones%20de%20Pol%C3%ADtica%20P%C3%BAblica%20Migratoria%20Grupo%20Articulador.pdf. [3] Coyotes es el término utilizado en español e inglés para designar un barqueros o traficantes de personas. [4] Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (2018). “Fact Sheet: Petén e Izabal (Guatemala), enero-febrero 2018”. En línea: https://www.acnur.org/5b3e5eda4.pdf. [5] Morales Rodas, Sergio (2019). “Casi cien mil guatemaltecos han sido deportados en 2019”, Prensa Libre, 16 de diciembre, en línea: https://www.prensalibre.com/guatemala/migrantes/casi-cien-mil-guatemaltecos-han-sido-deportados-en-2019/ [6] ACNUR (2007). “Convención sobre el estatuto de los refugiados”, en línea: https://www.refworld.org.es/docid/47160e532.html [7] Organización Internacional para las Migraciones (2019). “Informe sobre las migraciones en el Mundo 2020”, en línea: https://publications.iom.int/books/informe-sobre-las-migraciones-en-el-mundo-2020.abc

Educación popular y mujeres migrantes: aportes desde una experiencia en Mendoza, Argentina

Argentina ha sido históricamente un país receptor de flujos migratorios. Desde principios del siglo pasado han llegado a este territorio personas de diferentes continentes quienes, huyendo de las guerras, el empobrecimiento y las persecuciones políticas decidieron migrar hacia Argentina en busca de mejores condiciones de vida. No obstante, y a pesar de que actualmente la población extranjera solo representa el 4% de la población total, la visión que predomina hoy con respecto a las migraciones profundiza el conservadurismo, la xenofobia, el neoliberalismo y el sexismo. Argentina cuenta con la ley de migraciones 25.871 de 2004 (reglamentada en el 2010), que es considerada como ejemplar a nivel regional y mundial por su perspectiva de derechos humanos. Es resultado de las luchas históricas de movimientos sociales en el país que impulsaron el tema migratorio en la agenda política del Estado. Las leyes expresan los conflictos, acuerdos y tensiones de los grupos sociales y las relaciones de fuerza presentes en un momento histórico y social determinado; expresa las visiones y orientaciones acerca de lo que en una sociedad se establece como necesario y deseable [1]. Esta ley en vigencia reconoce el derecho a migrar como un derecho humano, y establece que se debe garantizar el acceso a la salud, educación, trabajo y servicios sociales para lxs migrantes cualquiera sea la situación migratoria, instando al Estado a promover y garantizar la regularidad. Encontramos, sin embargo, algunas omisiones y vacíos en la Ley como la falta de perspectiva de género y el no reconocimiento de derechos políticos de migrantes que buscan residir de manera permanente. La Ley 25.871 fue sancionada en tiempos de avances notables en cuanto a la sanción de leyes de protección de derechos, especialmente destinadas al reconocimiento de derechos de las mujeres [2]. Estos avances legislativos, si bien no logran revertir condiciones de desigualdad, tienen impactos socioculturales e institucionales importantes. No obstante, continúa siendo un desafío la perspectiva intercultural, tanto en la normativa como en las prácticas institucionales de los diferentes servicios públicos. Reconociendo sus limitaciones, la Ley 25.871 es una herramienta fundamental para la defensa de derechos humanos de las personas migrantes en el país. Sin embargo, hoy es una ley que debemos defender, pues en el marco del gobierno neoliberal actual, ha sufrido importantes arremetidas que violan los derechos de la población migrante. A través de la modificación del DNU 70/2017 [3], se han acelerado los procesos de expulsión de personas migrantes con antecedentes penales (incluso penas ya cumplidas), se redujo la posibilidad de excepción por reunificación familiar o razones humanitarias y se han modificado las leyes de ciudadanía. También existe la amenaza de creación de una cárcel para migrantes, del aumento exponencial del valor de las tasas para radicarse en el país, de un cambio en el sistema para realizar los trámites migratorios que exige alfabetización informática y de restricciones en el acceso a las prestaciones sociales, entre otras, que avasallan los derechos de este colectivo y promueven una visión de criminalización sobre las migraciones. Los casos de expulsiones exprés (ejecutados en tres días) han ido en asombroso incremento. Un ejemplo emblemático de esta profundización del conservadurismo, xenofobia y sexismo, es el caso de Vanessa Gómez Cuevas, mujer peruana residente en Argentina desde hace 15 años. En enero de 2019 fue llevada mediante engaños por la policía, pues le dijeron que debía ir a firmar una notificación y lo que realmente sucedió es que ese mismo día la deportaron a su país natal junto a su hijo de 2 años, bajo el argumento de tener antecedentes penales, aunque ya había cumplido su condena. Sus otros dos hijos menores de edad quedaban desprotegidos en Argentina. La deportación incluía la prohibición de reingresar a Argentina, pero gracias a la lucha social y jurídica de diversos movimientos y organismos de derechos humanos y de mujeres, la policía levantó la restricción el 2 de septiembre. Sin embargo, este no ha sido un caso aislado: la política del gobierno en los últimos años es la expulsión del país sin ponderar el interés superior de lxs niñxs y el derecho a la reunificación familiar. La separación de familias por expulsiones basadas en condenas ya cumplidas representa una doble condena para las mujeres migrantes y sus hijxs. En Argentina el movimiento de mujeres expresa gran capacidad para hacer valer agenda en el espacio público. Las mujeres han salido con fuerza a impugnar determinados regímenes para conquistar ampliaciones de derecho. Mujeres migrantes en Mendoza: ciudadanías y proceso desde la Asociación Ecuménica de Cuya (AEC) Si bien hay un clima generalizado en el país de retroceso en cuanto a la política migrante, cada provincia muestra diferentes realidades. En función de los propósitos de este artículo, nos referiremos a la provincia de Mendoza donde las poblaciones observadas tienen mayores dificultades para el acceso a derechos, principalmente las de origen latinoamericano (Bolivia, Venezuela, Colombia, Chile, Perú) y en menor medida, caribeña (Haití). Dentro de las principales actividades a las que se dedica la población migrante se encuentran el sector de producción agrícola, el comercio, la construcción, el cuidado de personas, y el trabajo doméstico. Muchas de estas actividades se llevan a cabo desde la informalidad, lo cual expone a las personas a una mayor explotación laboral sin prestaciones sociales de ley. En contextos de crisis socioeconómicas, como la que vive Argentina, las políticas de ajustes afectan especialmente a las mujeres y terminan constituyéndose en políticas de expulsión. En cuanto a servicios básicos para el goce de ciudadanías plenas, como regularización migratoria, salud y educación, se observan trabas en las instituciones para el acceso efectivo. Por ejemplo, el desconocimiento de la ley de migraciones por parte de lxs funcionarixs públicxs, información poco clara, burocracias excesivas, barreras de idioma para poblaciones que no hablan castellano (sino quechua, aymará, creole, francés), hasta prácticas discriminatorias. En este sentido, es importante reconocer que las mujeres migrantes no son débiles o vulnerables, sino que son las dificultades de la política migratoria y de los estados las que vulneran sus derechos. Para las mujeres esto se agrava: ellas como principal sostén de familia viven el rigor de jornadas intensivas de trabajo productivo y de cuidados, pues ante la ausencia de redes de apoyo para el cuidado de sus hijxs o personas a cargo, acceden a trabajos precarizados en donde su salud e integridad corren serios riesgos. Esto es una forma concreta de opresión por género. Las mujeres racializadas (indígenas y afrodescendientes) cargan además con esa vivencia de la discriminación racista, y en particular las afrodescendientes padecen el acoso sexual por el prejuicio que las asocia a la prostitución. Estas condiciones limitan la posibilidad de una vida digna. Pese a esta difícil situación, las mujeres migrantes llevan adelante luchas organizadas que no solamente tienen que ver con la sobrevivencia material de sus familias, sino que luchan por posicionarse como sujetas políticas dentro de sus comunidades, en las instituciones y en la sociedad en general. Ellas vienen irrumpiendo la lógica que asocia a las mujeres migrantes como vulnerables, y se abren camino para instalar sus demandas con sus propuestas de acción tendientes a una emancipación económica, socio cultural, ambiental y política. Y es en ese transitar de acciones políticas y pedagógicas que la Asociación Ecuménica de Cuyo (AEC) comienza en el año 2013 procesos de acompañamiento y fortalecimiento de las mujeres migrantes en diferentes territorios de la provincia, con distintas problemáticas y temas a abordar, siempre a partir de las necesidades e intereses de las mujeres o las organizaciones de las que hacen parte. Las perspectivas de abordaje se fundamentan en la educación popular y en pedagogías feministas del Sur. Se trata de construir conocimientos desde el diálogo horizontal y de la valoración de las mujeres como sujetas que portan saberes y tienen palabra propia, una apuesta donde se pondera el trabajo colectivo, la reflexión y la participación, con una mirada crítica de la realidad que problematiza los sistemas de opresión colonial, patriarcal y capitalista. La AEC ha realizado procesos de alfabetización, recuperación del Telar Andino como apuesta de valoración y (re)construcción de memorias ancestrales. Asimismo, grupos de formación en derechos de mujeres migrantes y herramientas para su defensa; estímulo de prácticas culturales como posibilidad de fortalecer las comunidades y de instalar demandas en lo público; recuperación de saberes propios de los lugares de origen de las mujeres (un recetario de comidas de sus países de origen, por ejemplo). También se apuesta al fortalecimiento de sus identidades para la interlocución con actores institucionales y sociales, impulsando la construcción y el fortalecimiento de redes de migrantes y la participación en encuentros a nivel nacional. Desde estas acciones nos proponemos instalar una visión contrahegemónica, sosteniendo que las migrantes no son una amenaza ni un problema, y reconociendo que su presencia y participación es un valioso aporte para la construcción de democracias inclusivas, interculturales y multiétnicas. Aprendizajes construidos colectivamente A partir del trabajo realizado en la AEC, reconocemos como necesario propiciar espacios de encuentro con y entre mujeres migrantes, pues esto permite reconocer realidades que no son visibles en la cotidianidad de las instituciones o comunidades (violencias de género, por ejemplo). Esos encuentros también permiten cimentar confianzas y relaciones solidarias entre mujeres, espacios en donde es urgente la formación política que aporte herramientas (legales, teóricas, recursos institucionales internacionales, etc.) para una defensa más sólida por el acceso a una vida digna. La educación popular y las pedagogías feministas del Sur nos han permitido crecer como equipo de trabajo y ampliar la mirada en el acompañamiento a las mujeres migrantes. Nos han permitido reflexionar permanentemente sobre nuestra posición con respecto a las poblaciones y mujeres migrantes, intentando una toma de conciencia para descolonizar nuestras prácticas y formas de entender la realidad. Desde allí, lo colectivo desde la heterogeneidad es muy significativo, y se hace necesario por ello propiciar encuentros, articulaciones y redes, así como trabajar en territorios de alta presencia de población migrante. Esto significa salir a buscar a las personas en vez de esperar que lleguen a nosotras en busca de asesoría. Desde nuestro espacio de trabajo afirmamos que las mujeres migrantes son sujetas políticas. Esto implica reconocer que no son víctimas, sino mujeres que toman decisiones respecto a su movilidad y su vida. Desde la educación popular buscamos aportar espacios que les permitan encontrarse y abrazar sus historias, construir “un nosotras”, una voz colectiva y una acción común que las visibilice y exprese.   Foto: Encuentro de formación de mujeres migrantes. Cortesía de las autoras.   
Notas:  [1] Novick, S. (2008). “Migración y políticas en Argentina: tres leyes para un país extenso”, en Novick, Susana (comp.) Las migraciones en América Latina. Políticas, cultura y estrategias. Buenos Aires, Catálogos. [2] Se han promulgado varias leyes en este sentido: la Ley 26.485 sobre la Protección Integral a las Mujeres, la Ley 26.743 sobre Identidad de Género, Ley 25.673 sobre el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, la Ley Nº 25.929 de Parto Humanizado, la Ley 26.150 sobre un Programa Nacional De Educación Sexual Integral, entre otras. [3] Los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) es una atribución del poder ejecutivo que permite que el presidente se atribuya facultades legislativas en casos de “necesidad y urgencia” para los que se requiere una respuesta rápida. Sin embargo, su utilización a veces encubre (como en este caso) la intencionalidad de evitar el debate y la votación en el parlamento.abc

Algunas causas estructurales de la migración forzada. Análisis de la entrevista con Johnny Marín, joven líder social colombiano.

Migrar, una posibilidad para miles de seres humanos: conocer, vivir, aprender. Sin embargo, migrar, aunque posibilidad también se convierte en obligatoriedad. Todos los días miles de seres humanos atraviesan fronteras sin importar su edad, su género o su país. En la actualidad las migraciones alcanzan niveles nunca vistos, ni siquiera durante la Segunda Guerra Mundial [1]. Este artículo es el resultado de un dialogo entre Johnny Marín y yo. Realizado en una entrevista el 15 de agosto de 2019, trascrita por Sam Marciales y analizada desde una óptica personal. La primera intención es hacer un acercamiento a ciertas causas estructurales de la migración forzada y la segunda es evidenciar la importancia de la acción colectiva en este problema. ¿Quién es Johnny Marín? Johnny Marín es un joven colombiano nacido en Pereira al oeste de Colombia quien se ha dedicado en los últimos años a la reivindicación de derechos humanos. Es militante de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) desde el año 2004.  Fue representante al consejo académico en la Universidad tecnológica de Pereira. En la actualidad es secretario general de la Juventud Comunista y coordinador de la Federación Mundial de la Juventud Democrática. En el 2005 bajo la Ley de Justicia y Paz [2] para la “desmovilización” de grupos paramilitares, lo que en realidad se desarrolló fue un proceso de ocupamiento paramilitar, afirma Johnny. “En medio de la universidad pasamos por distintas situaciones muy difíciles incluso tiroteos, en medio de la pelea de ciertos grupos paramilitares por el control, esto afectaba lo que corresponde a la violación de los derechos humanos”. No obstante, la JUCO no paro su lucha por los derechos de las comunidades y la defensa de la paz, siempre de la mano con los procesos populares de los barrios. Lo que les costaría un alto precio; un joven que era cercano a ellos los buscó y les dijo: “es mejor que ustedes se vayan del barrio, porque acá los que mandan son otros y yo a ustedes los aprecio”. Por ello, decidieron cesar su actividad por algún tiempo. Posteriormente, teniendo en mente el deber del movimiento estudiantil que va más allá del aula de clases, empezaron a generar procesos de formación, y vieron la necesidad de crear escuelas de derechos humanos. El problema de la migración forzada El año 2018 se caracterizó por el masivo desplazamiento de personas en todos los continentes. Estas migraciones se determinaron por un número muy elevado de individuos de todos los géneros y edades. Según ACNUR, el año terminó con 70,8 millones de personas desplazadas [3]. Un alto número son lo que conocemos como migración forzada. Por migración forzada entendemos un “movimiento de población fuera de su lugar de origen o de residencia habitual, de carácter temporal o permanente y por lo general a gran escala, que tiene un carácter involuntario, es decir, es motivado por la presión – o la amenaza […]” [4]. Pueden ser varios los factores. Por un lado, la violencia sistémica, demostrada en la persecución en los territorios por motivos de género, religión, ideología política, etc. Otro, son los conflictos de guerra interna o por violación sistemática a los derechos humanos. Sin embargo, estos factores son manifestaciones de causas estructurales. Estas causas son intereses económicos a gran escala, donde suelen hallarse poderes gubernamentales y multinacionales. Poderes imperialistas que exigen a países en “vía de desarrollo” dejar que sea el mercado internacional quien determina su débil soberanía. Estos poderes proponen dar fin a los poderes estatales públicos y que todo sea determinado por la empresa internacional. Es así como se evidencia en los territorios con proyectos como presas hidroeléctricas, infraestructuras para el transporte urbano, planes de irrigación [5], reformas agrarias nulas o mal enfocadas, monocultivos, ganadería extensiva y hasta narcotráfico. Para Johnny Marín, “lo que vemos en el caso de América latina, es un continente que ha estado espoliado por corporaciones y que, en medio de esto, la gente ve la necesidad de salir”. Esta violencia no es simplemente lo que se conoce como pandillas o crimen organizado. La gente sufre la violencia sistémica, que le impide de forma normal obtener un trabajo, tener seguridad social y seguridad alimentaria. Por eso en la actualidad hay cerca de 387.000 centroamericanxs en busca de refugio en todo el mundo [6].  “Eso es lo que llamamos violencia sistémica, es el capitalismo despótico, que despoja a miles de personas de sus trabajos, de sus sueños, de sus esperanzas, y que al final [estas personas toman] la decisión de salir, así eso le implique la vida misma”. Marín analiza que, “las personas conocen el riesgo, [entonces se convierte] en un mecanismo de salida, para poder preservar su vida, no tienen las condiciones para poder alimentarse. Es el sistema que ha llevado a que unos puedan alimentarse y engrosar sus bolsillos a costa de la vida de otros. Creo que cualquier persona que sale de Honduras o de América Latina hacia EE. UU sabe a lo que se puede enfrentar en el río Bravo”. Las migraciones forzadas se convierten en problema en tanto que atraviesan tres fases: las causas estructurales, los factores que contribuyen al desplazamiento y finalmente la migración forzada. Estas fases atraviesan todas las capas de la sociedad, ya que no se limitan a la dejación de un territorio. Son el resultado de las acciones capitalista que crean guerras, conflictos, hambre y muerte, todo en pro de sus intereses extractivistas y la garantía de monopolios económicos. Colombia:  líder en desplazamiento forzado interno Para algunas organizaciones como la ACNUR, Colombia tiene más desplazadxs que la población de Costa Rica, con más de 7,7 millones de personas desplazadas desde el año 1985 [7]. Colombia ocupa el primer lugar con más desplazadxs internos, superando a Siria que es un Estado en guerra. Un conflicto armado de más de 50 años constituye algunos de los factores para ese resultado. Las causas de este desplazamiento están estrechamente ligadas “con todo lo que hemos vivido en el país desde hace 200 años”. Las causas estructurales de este proceso son de tipo colonizador y extractivista. Ya que el territorio ha sido manejado como un patio trasero del cual se puede hacer uso sin restricción alguna. Se trata de un proceso de despojo de la tierra, “no es que llegaran los españoles [y quisieran simplemente llegar a matar indígenas por el solo hecho de asesinarles]. Los querían matar porque estos indígenas eran dueños de tierras ricas en minerales, con capacidad de producción agrícola muy grande, pero también tener tierra permite efectivamente tener riqueza.” La tierra está en el corazón del conflicto colombiano [8] debido a que Colombia es un país que no ha generado en toda su vida un proceso de redistribución de la tierra, es decir, una verdadera reforma agraria. Y si no existe redistribución de la tierra, no existe redistribución de la riqueza. En ese sentido, como afirma Johnny, “por medio de la violencia se concentra más riqueza y con la riqueza se concentra más tierra, todos estos terrenos que han sido tomados por colonos, de un dirigente que se ha desplazado de un sitio a otro”. Es decir, “la tierra sigue siendo una promesa incumplida para buena parte de [las y] los campesinos” [9] del país. Con el Proceso de Paz firmado en el año 2016 entre el gobierno de Juan Manuel Santos [10] y las FARC se pretendía finalizar un conflicto que dejó 218.094 personas asesinadas entre 1958 y 2012 [11]. El Acuerdo contempla una reforma rural integral con la participación efectiva de las comunidades en todas sus etapas [12]. No obstante, el actual gobierno colombiano ha frenado indiscriminadamente la implementación del acuerdo. Esto se manifiesta en el informe de la ONU sobre Colombia del año 2019: “de particular preocupación fueron las agresiones a las personas defensoras de derechos humanos, a los pueblos indígenas, y el incremento en los casos de presuntas privaciones arbitrarias de la vida, así como graves violaciones a los derechos humanos cometidas contra niñas y niños en el contexto de la violencia y el conflicto armado” [13]. Para Jonny Marín, una de las razones es que cualquier tratado de paz o acuerdo que lleve al incumplimiento, “lo que hace es reabrir de una manera exponencial los escenarios de violencia, en el caso colombiano, de salir de su tierra, movilizarse a los cascos urbanos. [En ese sentido lo que ha pasado después de la firma del acuerdo], es un recrudecimiento del asesinato sistemático, selectivo que tiene una serie de elementos que no hemos podido superar y es el problema de la distribución de la tierra”. Las grandes corporaciones y la migración forzada La globalización económica es un proceso que inició a finales del siglo XX [14] y que mostraba en apariencia las bondades del libre comercio y la integración de las economías locales a la economía mundial. Ésta pretendió exponer que “las fronteras no existen y el conocimiento no tiene límite, pero la realidad contradice dichos supuestos: el conocimiento se moldea en función de los intereses de las élites económicas” [15]. Las desventajas de la globalización atraviesan todas las capas de la sociedad, dejando a los estados y a sus habitantes sin ningún amparo contra las exigencias del mercado internacional. Algunas desventajas como: “incapacidad del Estado nacional como ente de control y administración, obstaculización o estrangulamiento del desarrollo del comercio local; el aumento del intervencionismo extranjero, concentración del capital en los grandes grupos multinacionales; el aumento de la brecha en la distribución de la riqueza” [16]. En este sentido la globalización es una causa estructural de las migraciones forzadas pues “los mecanismos de articulación de los Estados no funcionan”, comenta Marín. Ya que son los intereses de las corporaciones los que v an dirigiendo al mundo en un baile donde los Estados obedecen sin respuesta alguna. Es decir que “en general los grandes problemas migratorios tienen que ver también con los intereses que hay de muchas corporaciones en favorecer esos desplazamientos y la incapacidad y la negligencia de ayudar a resolver estos temas ubicando como centro las personas que migran con la idea de salvaguardar los intereses de su familia”. Otro fenómeno desde los años 80 es la concentración de los medios de comunicación, ahora en manos de los grandes industriales y de multinacionales [17]. El grupo Planeta, el grupo Prisa y Sarmiento Angulo en Colombia tienen de una u otra manera vínculos. Afirma Marín: “entre los grupos de personas que compran y desplazan personas en cada uno de los territorios pues encontramos que efectivamente son las mismas personas que hacen el proceso de desplazamiento y que efectivamente [tienen el] manejo [de los] medios de comunicación.” Así la empresa y la comunicación local quedan integradas a los intereses del capital mundial, a las dinámicas de la geopolítica [18]. Son grandes intereses económicos y “el tema de Venezuela o de otras realidadeslo demuetran 24 horas al día 7 días a la semana. “Mientras tanto”, dice Johnny con nostalgia, “somos tan indolentes ante la muerte diaria de dirigentes sociales en los territorios, porque son noticias que pasan de afán y estamos viendo un proceso de ahogamiento informático”, donde hay mucha información, pero poco análisis. Conclusiones La expresión “quinto poder” hace alusión al contrapeso de lo que se llamaba el cuarto poder, es decir que los medios de comunicación contribuyeran a corregir las imperfecciones de la democracia [19]. Para Marín, “tendríamos que hacer un gran ejercicio para poder visibilizar lo que ocurre, para poder romper ese cerco mediático y político que han establecido los gobiernos” y las corporaciones. Es decir, contribuir desde medios alternativos de comunicación, “oponer una fuerza cívica ciudadana a la clase dominante, cuya función sea denunciar el superpoder de los medios clásicos de comunicación, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización neoliberal” [20]. Una manera de denunciarlo puede ser creando periódicos, revistas, programas de radio, podcast etc. Que contribuyan a desmitificar el poder absoluto de los medios de comunicación comerciales. ¿Cómo salvaguardar las vidas de tantas personas que migran? “Yo creo que una respuesta son los cambios democráticos que tendríamos que hacer en cada uno de estos países.” Como analizamos a lo largo del texto, una de las causas estructurales de la migración forzada es la falta de garantías para una vida digna en los territorios. Los Estados no pueden o no quieren garantizarlas pues sus intereses están ligados a congraciarse con las multinacionales y las instituciones financieras. Entonces, mientras esas garantías básicas no se cumplan, serán millones de vidas perdidas en el mar Mediterráneo, en el Rio Bravo, en todo el planeta. Hay una gran preocupación frente al fin de mecanismos de solidaridad regional latinoamericana como el ALBA, MERCOSUR y UNASUR. La reconstrucción de estos permitiría, según Johnny, “que pudiera existir un solo pasaporte para el conjunto de América Latina, eso establecería una bolsa común de desarrollo para atender necesidades básicas como el tema de la atención a la persona migrante y la atención en salud”. Esto mitigaría de alguna forma la migración forzada de unos países hacia otros y reduciría la precarización de las y los migrantes forzados. Son las mismas comunidades organizadas en comités campesinos, colectivos agrícolas, movimientos indígenas, movimientos de mujeres, organizaciones populares, organizaciones afro, organizaciones juveniles y ciertos partidos de oposición quienes ponen la vida para resistir en los territorios. Estas colectividades no contemplan su existencia sino es cerca al rio, al lago, al mar, a la montaña. Asimismo, enmarcan su trabajo en la defensa de la paz, del agua y de los ecosistemas etc. En este orden de ideas las Brigadas de Paz son uno de los mecanismos para mantenerse en los territorios a pesar de los factores de la migración. Johnny Marín explica el proceso que ha llevado su organización durante varios años. “Cada brigada se enmarca en un elemento político importante. La primera la realizamos en La Macarena (Meta, Colombia), justamente a propósito del descubrimiento de la fosa común más grande del continente que se encontraba ahí. La segunda la realizamos en El Mango (Cauca), a propósito del debate del cese bilateral en medio de los acuerdos de paz del Estado colombiano y las FARC en un momento muy duro que era de rupturas de las negociaciones y de los ataques por parte de la fuerza pública hacia las comunidades. Y la tercera veíamos la necesidad de realizarla en el Catatumbo (Norte de Santander), la cual es una región donde se han incumplido de manera sistemática acuerdos por parte del Estado colombiano con las comunidades. [Además de ser una] región azotada permanentemente por la violencia, en manos de las fuerzas militares y de grupos paramilitares.” Finalmente, “ojalá podamos ser tan obstinados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados” [21]. Esta frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano rechaza la invitación del sistema neoliberal a dejar que la historia siga su rumbo sin que hagamos nada para impedirlo. “Si hay algo por lo cual podríamos arrancar creo que es por la hermosa frase de Jorge Luis Borges: nos enseña que “en tiempos de crisis la esperanza es un deber” [22]. Es un deber en medio del asesinato, lo que debemos hacer es no desfallecer, no perder la esperanza y seguir intentando articular las distintas expresiones”, expresa Marín con mucha alegría. Ya que la esperanza es una brújula que nos obliga a creer y a crear, nos orienta hacia caminos imperfectos pero llenos de posibilidades de trascender la absurda casería del dinero.  
Notas:  [1] Sacchi, Diego (2018). « Migrantes : la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial », La Izquierda Diario, 19 juillet, en ligne : http://www.laizquierdadiario.com/Migrantes-la-peor-crisis-desde-la-Segunda-Guerra-Mundial [2] Ley 975 de 2005 (2005, 25 juillet), en ligne : https://www.fiscalia.gov.co/colombia/wp-content/uploads/2013/04/Ley-975-del-25-de-julio-de-2005-concordada-con-decretos-y-sentencias-de-constitucionalidad.pdf [3] ACNUR. « Datos Básicos », en ligne : https://www.acnur.org/datos-basicos.html [4] Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. « Migración forzosa », en linea : http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/143 [5] Ibid. [6] ACNUR. « Desplazamiento en Centroamérica », en ligne : https://www.acnur.org/desplazamiento-en-centroamerica.html [7] Rolón Salazar, Mariana (2018). « Hay más víctimas de desplazamiento forzado en Colombia que número de habitantes en Costa Rica », ACNUR, 26 décembre, en linea : https://www.acnur.org/noticias/noticia/2018/12/5c243ef94/hay-mas-victimas-de-desplazamiento-forzado-en-colombia-que-numero-de-habitantes.html [8] Centro Nacional de Memoria Histórica (2013). ¡BASTAYA! Colombia : Memorias de guerra y dignidad. Resumen. Bogotá: Imprenta Nacional. [9] Ibid. [10] Alba Moreira, Marcela Forero et Ana Maria Parada (2015). « Dossier proceso de paz en Colombia », Barcelona Center for International Affairs, en linea : https://www.cidob.org/es/publicaciones/documentacion/dossiers/dossier_proceso_de_paz_en_colombia/dossier_proceso_de_paz_en_colombia [11] Ibid. [12] Consejo de Derechos Humanos (2020). Situación de los derechos humanos en Colombia. Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. 26 de febrero, en linea : https://www.hchr.org.co/documentoseinformes/informes/altocomisionado/informe-anual-2019-ES.pdf [13] Ibid. [14] Significados. « Significado de Globalización », en linea : https://www.significados.com/globalizacion/ [15] Celis, Raquel y Beatriz Plaza (2016). « Empresas transnacionales y desplazamiento forzado: una mirada crítica », Pueblos, nº 69, avril, en linea : omal.info/spip.php? article7859 [16] Significados. Op. Cit. [17] Fernández Sáenz, Oscar (2010). La fábrica del consentimiento Uribista: cómo descifrar los mecanismos ocultos tras el respaldo popular a Uribe. Bogotá : Ediciones desde abajo. [18] Ibid. [19] Ibid. [20] Ibid. [21] La Historia del día. « Ojalá – Por Eduardo Galeano », en linea : https://lahistoriadeldiablog.wordpress.com/2014/07/31/ojala-por-eduardo-galeano/ [22] Negrete P. et Jorge Fernando (2019). « El deber de la esperanza digital », Reforma, 9 décembre, en linea : https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?__rval=1&urlredirect=https://www.reforma.com/el-deber-de-la-esperanza-digital-2019-12-09/op169948?referer=--7d616165662f3a3a6262623b727a7a7279703b767a783a--abc

Pueblos indígenas migrantes: la experiencia de Voces Mesoamericanas en Chiapas.

Voces Mesoamericanas-Acción con Pueblos Migrantes es una organización basada en Chiapas, México, creada formalmente en 2011. Tiene sus antecedentes en el espacio de diálogo y reflexión estratégica sobre Desarrollo y Migración en el contexto de la reforma migratoria de Estados Unidos en 2008. Este espacio llevó a Washington a las Voces Mesoamericanas que promueven un enfoque de política regional y una visión de mediano y largo plazo que toma en cuenta las causas estructurales, económicas y políticas de las migraciones. El trabajo de Voces promueve la organización y articulación de sujetos indígenas migrantes para la defensa y ejercicio de sus derechos y la construcción del Buen Vivir (en maya, Lekil Kuxlejal). Sus acciones se desarrollan desde la organización y movilización de familias y comunidades con un enfoqué transnacional e intercultural, para que reivindiquen su identidad y experiencia migratoria, y ejercen sus derechos a una vida digna con opciones de arraigo y movilidad en la región de Mesoamérica y Norteamérica [1]. El CDHAL se entretuvo con el coordinador de Voces, Aldo Ledón Pereyra, para conocer más a profundidad el trabajo de Voces y la situación migratoria de los pueblos indígenas en Chiapas. Se reconoce en el imaginario colectivo que Chiapas es una región de tránsito para las personas migrantes que van subiendo al Norte. Pero poco se sabe sobre la situación migratoria de la misma gente de Chiapas. ¿Qué nos puede decir al respecto? De manera histórica, los pueblos mayas de Chiapas han estado insertos en dinámicas de movilidad humana. Encontramos las primeras movilizaciones de pueblos hacia los ingenios cañero en el Soconusco de Chiapas en el siglo XVI, y posteriormente en las plantaciones de café. La industrialización de la siembra del café, impulsada sobre todo por terratenientes alemanes hizo que se convirtiera posteriormente en uno de los principales pilares de la economía de los pueblos durante finales del siglo XIX y en el siglo XX. Un elemento central para entender los desplazamientos de población indígena chiapaneca en la actualidad está en a la apertura al modelo neoliberal en los años 80 y 90. Modelo que culminó con una de las estrategias de aplastamiento de poblaciones campesinas indígenas y no indígenas en la región de Centroamérica y México, me refiero al Tratado de Libre Comercio (TLC). El TLC impacto a las comunidades rurales productoras de café, en ese momento organizadas en cooperativas, de manera aplastante con un periodo conocido como la Crisis del Café. El efecto de esta devaluación de los precios del café obligo a miles de personas de Chiapas a integrarse a los circuitos migratorios transnacionales, se volvieron parte de la ola de trabajadores al norte, a los yunaites (Estados Unidos). Por la situación precaria en Chiapas, particularmente en el campo, varias personas campesinas e indígenas se ven obligadas a volverse jornalerxs en los Estados del Norte del país, trabajando en condiciones laborales que violan los derechos humanos [2]. En la actualidad se calculan un aproximado de medio millón de personas chiapanecas en los Estados Unidos, mayoritariamente de pueblos indígenas mayas. Se emplean en los sectores de la producción agrícola y los menos en sectores de construcción. A la fecha esta población sigue indocumentada, pero con la primera generación de niñas y niños indígenas mayas de Chiapas nacidxs en Estados Unidos. Estas familias migrantes son parte de las inmensas ganancias que México recibe de las remesas años con año - en 2019 $34 mil millones de dólares de remesas migrantes- que son la fuerza que da movilidad económica al país, mismo caso en Centroamérica. ¿Por qué es importante ampliar la voz de pueblos indígenas cuando se habla de migraciones? Primero, como dato se calcula que por lo menos el 70% de la migración transnacional de Chiapas a Estados unidos es protagonizada por personas de pueblos indígenas. Desde una perspectiva de protección y asistencia humanitaria es importante destacar que las personas de pueblos indígenas en México no son tomadas en cuenta en los planes de desarrollo nacional. El modelo persistente en el país se ha basado en una lógica occidentalizada que no retoma elementos culturales y mucho menos invita a las personas de pueblos a construir otros paradigmas desde su cosmovisión y saberes ancestrales. Es decir, los pueblos indígenas han sido, son y serán los eternos excluidos de nuestras sociedades racistas y desiguales. Es importante caminar en conjunto para lograr activar los mecanismos de justicia frente a violencias y violaciones de derechos humanos, construir desde sus experiencias propuestas de políticas de bienestar, trabajo, educación y integración en un país que únicamente valora su existencia desde la folclorización y pobrismo de su cultura, nuestra cultura. En la coyuntura actual, desde las llamadas caravanas de migrantes en 2018, el discurso popular y mediático presenta la migración como una crisis y como un fenómeno nuevo. ¿Cúal es la postura de Voces al respecto? ¿Creen que la migración es un fenómeno nuevo? Es importante dejar de nombrar a los procesos migratorios o más bien de movilidad humana como fenómenos, pues nos son de espontaneidad, sino que han sido parte de la construcción de nuestras sociedades. Fenómenos son los que se han generado en las democracias y sociedad que logran darle una categorización de valor económica a las personas, las y los migrantes son personas de tercera categoría, pues son incomodos, pobres, innecesarios, rezagos del modelo de desarrollo. Desde Voces comprendemos a las migraciones como la fuente primigenia de la humanidad y de la vida misma, de la conformación de lo que hoy comprendemos como nuestras sociedades. Las migraciones actuales deben ser nombradas y enfatizadas como desplazamientos forzados en todas las dimensiones, económicas, sociales, políticas, ambientales, etc. Soñamos que las comunidades de Mesoamérica emergen como sujeto político, recuperando sus identidades y experiencias migratorias de manera digna, construyendo relaciones igualitarias de género y ejerciendo sus derechos en el Buen Vivir y el Buen Migrar. Nuestras posturas:
  • Resistencia, derecho de fuga y acción política: ¡disputar fronteras, habitar fronteras!
  • De la integración “subordinada” a la integración “liberadora”
  • De la explotación a los nuevos derechos laborales
  • De la comunidad-refugio a la comunidad-hogar
  Su organización se refiere seguido al concepto de Lekil Kuxlejal, o Buen vivir. ¿Qué es, y cómo está vinculado con la migración? Partimos de creer en la dignidad, libertad y capacidad de auto determinar de las personas y comunidades sobre sus proyectos de vida. Todxs debemos reconocernos como sujetos de derechos y reivindicar nuestras propias historias, formas particulares y colectivas de sentipensar y hacer en el mundo. Reconocer las diversas y múltiples identidades de género y sexo de las personas migrantes, así como de la histórica opresión hacia las mujeres por parte de los sistemas de desarrollo mundial (patriarcado, colonialismo y capitalismo). Los territorios, como espacios habitados, son construcciones sociales e históricas que expresan relaciones sociales, prácticas y sentidos de pertenencia. Las prácticas y expresiones materiales y simbólicas de esta construcción constituyen territorialidades, modos de ocupar el espacio, de ser y estar en ellos desde el Buen vivir que hace posible el arraigo. En la interculturalidad, reivindicamos los intercambios profundos y ancestrales que constituyen las diversas identidades de los pueblos, al mismo tiempo que reconocemos los procesos históricos de opresión, desigualdad, imposición y violenciah, 9 existentes entre distintos modelos culturales.   Recuadro ¿Qué es el derecho al arraigo? Es la posibilidad de quedarte en tu lugar de origen de manera voluntaria con un ejercicio pleno y desarrollado de derechos, es decir los niveles más altos para la reproducción de los planes de vida, educación, salud, alimentación, disfrute…es no tener que irte como única opción de sobrevivencia.  
Notas: [1] Los dos primeros párrafos son una reproducción de la información que se puede encontrar en la página oficial de Voces Mesoamericanas. https://vocesmesoamericanas.org/ [2] Enlace et Voces Mesoamericanas. «Jornaleras y jornaleros migrantes en Sonora (Versión preliminar del informe)». 2017. Rapport disponible en ligne. https://vocesmesoamericanas.org/wp-content/uploads/2017/06/Informe-preliminar-Jornaleros-Indigenas-Migrantes-en-Sonora.pdfabc

Éditorial

*Artículo disponible solamente en francés*   Caminando, en marche, depuis déjà 40 ans ! Au fil du temps, la revue Caminando a présenté des textes qui ont suivi les grands enjeux sociopolitiques en Amérique latine. Le CDHAL a fait de cette revue un espace unique de réflexion et d’engagement, où diverses voix ont partagé au fil du temps les luttes sociales pour la défense des droits humains et des territoires contre un modèle hégémonique au profit des puissances économiques et étrangères. C’est dans un contexte particulier que Caminando célèbre cette année ses 40 ans d’existence. Malgré la violente répression étatique, le début de l’année était marqué par un élan d’espoir dû aux mobilisations sociales d’appui aux mouvements autochtones, afrodescendants, paysans, féministes et anticapitalistes qui historiquement mènent des luttes contre le système prédateur et oppressif. La pandémie est venue exacerber de nouveau les inégalités et la précarité des conditions de vie des communautés déjà marginalisées. En effet, la Covid-19 a servi de raison parfaite pour taire les contestations populaires et donner a contrario des pouvoirs exceptionnels aux autorités publiques. Les textes que l’on retrouve entre ces pages démontrent ainsi l’extrême précarité des droits en contexte de crise. La pandémie de la Covid-19 montre à quel point les luttes pour les droits des personnes migrantes et travailleuses temporaires sont loin d’être gagnées. La fermeture des frontières et l’absence de reconnaissance du statut des personnes migrantes, notamment celles qui travaillent dans les secteurs essentiels, illustrent le système à deux vitesses dans lequel nous vivons. Les personnes migrantes, demandeuses d’asile et sans-papiers demeurent des citoyens et citoyennes dits de « seconde classe », où leurs droits sont refusés et bafoués, même s’ils et elles risquent leur vie pour assurer le maintien des privilèges d’une minorité. Ce numéro est le deuxième du volume 34 de Caminando – le premier numéro est paru en décembre 2019 – qui porte sur les causes structurelles des mouvements migratoires, visant, à travers les différentes contributions, à construire une analyse alternative, critique, inclusive et émancipatoire, ancrée dans les expériences issues des mouvements sociaux et des réseaux de solidarité avec les personnes migrantes. Comment mettre fin aux processus d’expulsion et d’exploitation systémiques, à l’ostracisation et au racisme à l’égard des personnes migrantes vues comme une marchandise aux yeux des États, des entreprises, et comme des criminelles aux yeux des autorités policières, migratoires et carcérales? Au fil des articles, à partir de divers points de vue, les auteures et auteurs partagent des réflexions et analyses sur les parcours migratoires et les luttes pour exiger la reconnaissance du travail invisible, ainsi que des conditions de vie et de travail dignes et justes des personnes migrantes. On y aborde, notamment, les enjeux du programme de travailleurs et travailleuses temporaires du secteur agricole du Canada. La publication de ce volume de Caminando fait partie des outils d’éducation liés à un projet d’éducation populaire plus vaste porté par le CDHAL, le Centre des travailleurs et travailleuses immigrant·e·s (CTTI) et Solidarité Laurentides Amérique centrale (SLAM). Ce projet vise à construire, avec des travailleuses et travailleurs provenant d’Amérique centrale et du Mexique, une analyse collective des causes structurelles des migrations. Ce numéro n’aurait été possible sans la contribution des auteur·e·s, les artistes qui ont partagé leurs illustrations, ainsi que toutes les personnes qui ont appuyé solidairement la traduction et la révision des articles. Nous remercions également les partenaires de cette édition de Caminando qui, encore une fois cette année, ont démontré leur soutien pour ce projet. Bonne lecture !abc